¿Cambia algo en la política nacional luego de la marcha del 8N?

12.11.2012 21:15

Manuel Mora y Araujo: Nada fundamental cambió en la política argentina el 8 de noviembre. La política se desarrolla siempre en distintos planos. Uno de ellos es la capacidad de convocar a multitudes a ocupar espacios públicos. En la Argentina, las imágenes dominantes han tendido a atribuir esa capacidad a sectores "populares", y eso a pesar de numerosas evidencias de que las clases medias disponen de esas capacidades (ejemplos: las manifestaciones lideradas por la FUBA que precipitaron la caída de Yrigoyen, el Día de la Victoria en 1945 en Plaza Francia, las manifestaciones que acompañaron la caída de Perón en 1955, los actos de Alfonsín en 1983, las protestas por el corralito en 2001, las manifestaciones por el campo en 2008). El jueves pasado la "clase media" revalidó esa capacidad. Pero ese no es un cambio fundamental. En otro plano de la política, posiblemente más decisivo, que es la capacidad de construir ofertas políticas sustentables y generar representación democrática, todavía no cambió nada.
Artemio López: La marcha profundiza la crisis opositora que fue explícitamente ausentada de la convocatoria de los ciudadanos que se manifestaron contra el gobierno. Le dieron la espalda a los políticos opositores.
Ignacio Ramírez: Se hace difícil analizar el 8N utilizando los viejos esquemas de la sociología: por un lado, resulta notoria la dificultad de identificar intereses compartidos ante tanta vaguedad y diversidad de las consignas expresadas. Los problemas se multiplican cuando intentamos advertir una identidad que condense y sintetice la protesta. Una identidad se compone de dos elementos, un "de ellos" (en este caso el gobierno), pero también un "de nosotros", y aquí el casillero está vacío. Una primera conclusión posible: el 8N no fue más que la suma de sus partes.
Enrique Zuleta Puceiro: Cambia, algo cambia y todo cambia, según la perspectiva que se adapte para evaluar el futuro de la política argentina. Para quienes ven la realidad de la política desde el ojo de cerradura de la competencia electoral, es posible que los cambios sean mínimos. Las multitudes del 8N no expresan tendencias demasiado diferentes de las que en los últimos meses vienen revelando las encuestas nacionales: un empeoramiento gradual de casi todos los indicadores de apoyo y evaluación de desempeño de un gobierno que parece haber comprendido que hacerse cargo de los cambios pendientes comporta costos políticos. De allí que en el plano del voto, el oficialismo conserve lo sustancial de su caudal electoral, ante la ausencia de propuestas y liderazgos alternativos. Para quienes tratan de ver la realidad profunda y a largo plazo de la política argentina, un análisis desapasionado de lo ocurrido el jueves enciende luces importantes para iluminar un escenario de transformaciones.
Ricardo Rouvier: La manifestación numerosa fue un acontecimiento político y así debe ser tratado. Fue un acto de protesta en un régimen democrático y practicando la libertad de expresión, con un principal destinatario, el gobierno, y otro por ausencia, la oposición. La expresión se produjo en ausencia de la política profesional, con una latencia antipolítica. Es paradojal este enfrentamiento entre una muchedumbre sin dirigentes visibles, organizada desde las redes sociales, apoyada por grandes medios que no van a elecciones, y un poder legitimado hace un año en las urnas con un resultado contundente.