DEMASIADO SOBRE NADIE

06.08.2013 19:49

Usando el estilo de Aldo Rico uno puede describir el reciente libro de Luis Majul (“Lanata”,Buenos Aires, Margen izquierdo, 2012) como la biografía de un zurdito pusilánime escrita por otro zurdito pusilánime.  Pero quizás sería mejor copiar el estilo de la Presidenta y decir que es “too much about nobody”.

 

Porque veamos: ¿quién es Lanata para merecer cuatrocientas cincuenta páginas de análisis de su vida pública y privada? El autor repite varias veces la suposición de que en la Argentina hubo tres grandes periodistas: Botana, Timerman y Lanata. Pero esta presunción de Majul admite (y reclama) una tonelada de pruebas en contra. En primer lugar la fama de los dos primeros es, sobre todo, la de grandes empresarios  periodísticos, mientras que la de Lanata es de periodista y gracias. En el terreno de la creación de medios nuevos de prensa la historia de Lanata es más bien triste. Su “Página 12” tuvo la duración de un fósforo antes de terminar convertida en el Boletín Oficial de los Kirchner. Para ni hablar de su “Crítica” (la de Lanata) que duró todavía menos.

 

Se podría seguir argumentando mucho más, analizando —por ejemplo— lo que realmente significaron la “Crítica” de Botana y “La Opinión” de Timerman. Pero nos iríamos demasiado lejos. Y no vale la pena, créame.

 

Es mejor destacar la única revelación de importancia que contiene el libro de Majul, a saber el millón de dólares que Gorriarán Merlo prestó a Lanata para fundar “Página 12”. Es cierto que no es, estrictamente hablando, una revelación porque como versión corría ya hace tiempo. Pero ahora está afirmada con certeza y expuesta con detalles, por ejemplo las tres entrevistas de Gorriarán y Lanata, una de ellas en Managua.

 

Yo confieso que a veces se me hace difícil seguir los itinerarios de la mente zurda. Porque en todo el libro Majul y Lanata se presentan como adalides de la ética periodística. Y sin embargo parece que a ninguno de los dos encontró nada criticable en fundar un diario con dinero robado y manchado con sangre inocente. Lanata no se sintió obligado a justificarse o por lo menos a explicarse. Y Majul no sintió que ese hecho era central para juzgar a su biografiado. Por el contrario, lo describe con la frialdad con que detalla las propiedades que adquirió Lanata. Que fueron muchas.

 

Se puede decir bastante más sobre la desmesura en la trayectoria vital de Lanata, sobre sus gustos caros de pibe de Sarandí venido a más, sobre su confesa drogadicción, sus matrimonios plurales, pero volvemos al principio: ¿vale la pena? Aquí tengo que explicar mi opinión anterior y posterior a la lectura de este libro: creo que Lanata es un periodista mediocre, de una incultura monumental (a duras penas terminó su secundario), que brilla por su audacia y porque el periodismo en la Argentina y en el mundo pasa por una etapa de decadencia. La raza de los Aron y los Revel se ha extinguido sin descendencia y todos los medios gráficos atraviesan graves crisis de rentabilidad… y de credibilidad.

Por RUBEN LASANIO – opi – ex side – padre de cuatro putas y una mas chica – 30 mil desaparecidos